“Somos portadores de la luz del Evangelio en todas las situaciones de la vida”

 

Queridos sacerdotes, catequistas, padres, madres y catequizando:

 

1-           Durante estos días todo ha cambiado y sigue cambiando, lo que requiere adaptación constante. En el momento en que se nos pide asumir comportamientos responsables como ciudadanos, creemos que aquellos que participan en la misión del anuncio del Evangelio tienen una gran responsabilidad adicional. (Cfr. Comunicado de la presidencia de la CEV. 15/03/2020. Nro.5).

 

2-           Estamos invitados a cumplir con la tarea de seguir difundiendo el gusto por la “Buena noticia” con precisión, bien preparada, sin exageraciones,  ni espectáculos. Como testigos del Evangelio en el mundo, estamos llamados a demostrar que en tiempos de crisis nos seguimos comportando según las sanas normas de convivencia, como el respeto cuidadoso de las reglas que afectan a todos. (Cfr. Comunicado de la presidencia de la CEV. 15/03/2020. Nro.7). También como creyentes y catequistas, podemos y debemos vivir esta situación de crisis con mayor sentido evangélico, que podemos tratar de resumir con tres palabras: esencialidad, interioridad y comunidad

 

3-           La recomendación «Quédate en tu casa» puede convertirse en una oportunidad para redescubrir la esencialidad en la vida cotidiana. Paradójicamente la limitación para  algunas cosas nos hace descubrir que muchas otras no son necesarias para una vida feliz. Mientras el itinerario de catequesis se detiene en nuestras parroquias, nos damos cuenta que la catequesis no se limita a la preparación de los sacramentos, sino que nutre toda la vida del cristiano. (Cfr. DA 294; AIDM 36-37). A medida que nos descubrimos frágiles, la escucha y la meditación de la Palabra de Dios nos hace reconocer el valor de los dones diarios del Señor, como la vida, la salud, la familia, la comida y los amigos.

 

4-           Dentro de los hogares podemos también cultivar la interioridad, poniendo a un lado la prisa, es el momento de escucharnos a nosotros mismos y a los demás de una manera distinta, para redescubrir quiénes somos, qué queremos, en qué creemos. Estar solo contigo mismo no es fácil, pero podemos reeducarnos y educar a otros para redescubrir, el silencio como espacio necesario para encontrarse y conocer a ese Padre bueno que ve en el secreto.

 

5-           La soledad física forzada también puede ayudar a recuperar una idea más cristiana. Se trata de volver a considerar a la Iglesia como la pequeña comunidad espiritual de los creyentes  en Cristo, que en la sociedad es levadura y sal (Mt 13.33). A pesar de estar físicamente en la casa, no podemos encerrarnos en nosotros mismos, ¿cuántas caras, cuántas personas, cuántas historias de vida, vuelven a nuestras mentes y a nuestros corazones? También estamos aprendiendo a apreciar el  generoso compromiso de los trabajadores de la salud y muchos que hacen gestos diarios a favor de los más necesitados. Esta es la verdadera solidaridad cristiana, hecha con gestos concretos y de oración. (Cfr. AIDM 94).

 

6-           En este sentido, no podemos dejar de admitir que nos hacen falta las celebraciones de nuestra comunidad, es verdad que son una gran oportunidad las conexiones virtuales, pero muchas veces por las limitaciones de conexión no llegan a todos. Es oportuno acoger y apoyar las iniciativas de aquellas parroquias que han desarrollado herramientas como canales de transmisión en vivo para obtener la voz o las imágenes de las celebraciones  en todos los hogares. Inclusive para diversas catequesis.

 

7-           Por lo tanto, proponemos algunas sugerencias para adaptar de acuerdo con los distintos grupos y edades:

a- Es el momento propicio para que la familia se convierta en el lugar de la catequesis, tanto de iniciación a la vida cristiana como de profundización. Los padres en relación con sus hijos, niños y adolescentes. Y también entre jóvenes y adultos.

b- La oración familiar puede tomar la forma de lectura reflexiva o Lectio divina del Evangelio dominical. La práctica constante del ejercicio sencillo de la Lectura Orante se puede convertir también en un gran momento evangelizador en la familia.

c- El tiempo libre puede permitirle hacer espacio para algunas relaciones, sobre todo con las personas más frágiles o solitarias, haciendo sentir la cercanía de la comunidad cristiana, también con una llamada telefónica o un mensaje.

d- Se puede sugerir mejorar algunos momentos de la vida familiar como por ejemplo la oración de la mañana y de la tarde, oración antes y después de las comidas.

e- Generar un espacio para encontrarse en familia y hablar en relación a una misma pregunta. Inclusive retomando los manuales de catequesis de iniciación a la vida cristiana de adultos, se puede tomar un tema y compartirlo en familia.

f- También se puede sugerir desarrollar un juego religioso educativo, por ejemplo, jugando con la Biblia a través de memorizar historias bíblicas.

g- Aprovechar todas las herramientas pedagógicas que ofrece la internet en cualquiera de sus plataformas y aplicaciones. Es muy recomendable los documentales y las películas.

 

8-           “…Habrá muchas cosas negras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar y a difundirse. Cada día en el mundo renace la belleza, que resucita transformada a través de las tormentas de la historia. Los valores tienden siempre a reaparecer de nuevas maneras, y de hecho el ser humano ha renacido muchas veces de lo que parecía irreversible. Ésa es la fuerza de la resurrección y cada evangelizador es un instrumento de ese dinamismo.»(Evangelii Gaudium, 276).

 

Feliz Pascua de resurrección para todos.

 

Pbro. Antonio L. Arocha M.

Director del Secretariado de Catequesis de la Arquidiócesis de Valencia