
El Catecismo de la Iglesia católica es fruto de una amplísima colaboración. Es el resultado de seis años de trabajo intenso, llevado a cabo en un espíritu de atenta apertura y con perseverante ánimo.
En el año 1986 San Juan Pablo II, confió a una Comisión de doce cardenales y obispos, presidida por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, la tarea de preparar un proyecto del Catecismo solicitado por los padres sinodales. Un Comité de redacción de siete obispos de diócesis, expertos en teología y en catequesis, fue encargado de realizar el trabajo junto a la Comisión.
El Catecismo contiene “lo nuevo y lo viejo”[1], pues la fe es siempre la misma y fuente siempre de luces nuevas.
Para responder a esa doble exigencia, el Catecismo de la Iglesia católica, por una parte recoge el orden antiguo, tradicional, y seguido ya por el Catecismo de san Pío V, dividiendo el contenido en cuatro partes: el Credo, la Sagrada Liturgia, con los Sacramentos en primer plano; el obrar cristiano, expuesto a partir de los mandamientos, y, finalmente, la oración cristiana. Pero, al mismo tiempo, es expresado con frecuencia de una forma «nueva», con el fin de responder a los interrogantes de nuestra época.
Las cuatro partes se articulan entre sí: el misterio cristiano es el objeto de la fe (primera parte); es celebrado y comunicado mediante acciones litúrgicas (segunda parte); está presente para iluminar y sostener a los hijos de Dios en su obrar (tercera parte); es el fundamento de nuestra oración, cuya expresión principal es el "Padre Nuestro", que expresa el objeto de nuestra súplica, nuestra alabanza y nuestra intercesión (cuarta parte).
El Curso Elemental de Catecismo de la Iglesia Católica (CECIC), que la Arquidiócesis de Valencia a través del secretariado de catequesis ofrece sobre el contenido doctrinal de nuestra fe, es un servicio sencillo de esta Iglesia particular para aquellas personas deseosas de conocer más la Palabra de Dios y amar a Cristo el Salvador y Señor.
El CECIC está diseñado como una de las unidades de créditos de formación elemental de un fiel discípulo misionero que camina con el afán de conocer más a Jesucristo[2], su doctrina, desde la Iglesia Católica. Es decir se trata de los primeros pasos que da un catequista o agente de pastoral en su proceso de formación cristiana.
El CECIC es parroquial, por lo tanto, la dirección del secretariado catequístico, articula a los facilitadores, las fechas y es quién acredita con un pequeño diploma firmado y sellado.
Es cierto que en estos tiempos la urgencia es el anuncio puro y genuino de la Buena Nueva[3], pero también no deja de ser menos cierto que sin una formación adecuada, profunda, integral[4], corremos el riesgo de jugarnos un futuro complejo para la Iglesia con un laicado que no es capaz de dar razón de su fe.
El CECIC está diseñado para catorce sesiones (14) con diez (13) lecciones, una (1) sesión de inaugural, tres (3) momentos de evaluación. Cada sesión está estructurada para trabajarla en dos horas, lo que significa que son 28 horas de duración.
Las trece lecciones están contenidas en este manual, deben ser preparadas por los facilitadores, teniendo a la mano el Catecismo de la Iglesia católica. Los facilitadores, delegados por el secretariado de catequesis, deben ser dos catequistas más un auxiliar, estos tendrán la responsabilidad de llevar adelante el CECIC. Es importante tomar en cuenta que este CECIC, tiene un carácter elemental, en cuanto a su contenido se trata de los primeros pasos que se dan en la formación catequética
Pbro. Antonio Luis Arocha Mendoza, Director del secretariado de Catequesis de la Arquidiócesis de Valencia
[1] cf. Mt 13, 52
[2] DGC, 233
[3] EG, 121
[4] CPV, Doc. La Catequesis, 124